En verano de 2004, Susan Faludi fue a Hungría para visitar a su padre, con el que no tenía ningún trato desde hacía muchos años. Cuando llegó al aeropuerto de Budapest se llevó una sorpresa: su padre era una mujer. A sus setenta y tantos años, Steven Faludi, ahora Stefánie Faludi, había ido a Tailandia, había pasado por el quirófano y había cambiado de sexo. Pero no se trataba del único cambio que se había producido en su vida. Personaje enormemente complejo y poliédrico, estaba acostumbrado a los disfraces y a cambiar de nombre. De pequeño se llamaba István Friedman y se vestía de mujer. Judío en la Hungría aliada de Alemania, se disfrazó de fascista para salvar a sus padres de una muerte segura. Fingió ser cineasta para que el partido comunista húngaro le permitiera viajar por Dinamarca, y, gracias a sus conocimientos de fotografía, pasó una larga temporada en Brasil.
Luego emigró a Estados Unidos, donde se llamó Steven Faludi, conoció a la futura madre de Susan y trabajó para agencias de publicidad retocando las creaciones de grandes fotógrafos. Ya divorciado, se desentendió de su familia y volvió a Hungría: añorante de los tiempos imperiales, vota a los partidos de derecha y sueña con no haber sido judío nunca, un poco como Hans Christian Andersen, su escritor favorito. El reencuentro con su hija le obligará a mirar de frente el problema de su doble, triple o cuádruple personalidad.
En el cuarto oscuro es un libro potente y minucioso sobre la problemática de la identidad, por un lado la de sexo y género y por otro la nacional: en este caso, la de una Hungría que aún se debate entre la modernización y las poderosas fuerzas del resentimiento, que se niegan a olvidar las derrotas de hace cien años (el Tratado de Trianón) y siguen buscando culpables «foráneos» (los judíos) de sus fracasos y frustraciones. Susan Faludi entrega una memoir novelada reflexiva y ambiciosísima; una obra de un calado excepcional.
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