Cuando nació Ola Azul su destino ya estaba marcado. Sería un brioso caballo de guerra y, una vez terminada la exigente formación, lucharía del lado del monarca defendiendo los intereses del reino. Así eran los vaticinios, así estaba escrito y nada ni nadie podrían cambiarlo. Sin embargo, la sinrazón de la batalla, simbolizada en la mirada vacía de un joven soldado, hará reflexionar y tomar un nuevo rumbo al corcel, posicionándose del lado del débil sin importar perder todo a cambio. Esta hermosísima alegoría visual, plasmada en ilustraciones que combinan las tonalidades blancas, negras y azules, aboga por defender hasta el final nuestras ilusiones y sensaciones frente a las férreas imposiciones, a la vez que capta con brillantez el clima extremo en el que transcurren algunos de sus principales lances. Para ello, el artista coreano utiliza una combinación de técnicas que embellecen aún más el texto, certero y repleto de simbolismos. Un álbum para degustar en pequeños sorbos y en la mejor compañía.
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