Como todos los libros inolvidables, Viaje sentimental es un libro imposible de clasificar. Entre el diario de viaje, la novela de aprendizaje, las memorias apócrifas, la crónica de guerra y el relato onírico, estos poemas de Sandro Barrella juegan en distintos terrenos discursivos a través de un entramado de citas que se superponen, obsesivamente, como un enorme tejido de voces que lo cubren y mezclan todo. Son “la cinta sin fin del recordar”, donde los viajeros enamorados avanzan por una Italia de tarjeta postal, o encarnan el recuerdo pesadillesco de las ruinas de Bosnia-Herzegovina. Otros son los primeros cosmonautas que sueñan y sufren más allá del cielo de los soviets; o revolucionarios que unen, en su recorrido intelectual, la historia del proletariado. Acá el poema nunca se queda quieto, se mueve y se escribe a la vez; muta, avanza y se transforma; es un temblor, una vibración constante que traduce y, a la vez, ahuyenta a la muerte.
Verónica Pérez Arango
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