Jean Cocteau fue un viajero impenitente y sin mapas, que puso su genio al servicio de una contradicción permanente. Poeta, novelista, dramaturgo, coreógrafo, pintor, dibujante, cineasta... Cocteau es ese viento intenso y fosforescente, un camaleón sensible cuya densidad impide el reduccionismo. Una figura proteica, centellante, oblicua (...)
Cocteau esboza si "teorema": la poesía no es un juego de la inteligencia, sino una actividad sagrada cuya riqueza dormita en lo más profundo de uno mismo. Este descubrimiento le impone a lo largo de su vida una actividad sin puntos de reposo. Para Cocteau, noche, alma y sueño son puntos de referencia, faros en el cosmos, guías para un hallazgo ignorado.
Christian Kupchik
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