Tercera parte
La distribución de la soledad
mediante el orden de las palabras
instrumenta una narración
de la estructura interna del paisaje: falso.
Quizás en su sustancia, su enlace químico,
y su respectivo número atómico
que el padre de la combinatoria
expusiese cual error factorial después
de declarar: es incluso menos incorpóreo
que el miembro fantasma del amor
en el que la perspectiva
siempre es lejana. Un objeto de humo
y sal rodeado de insectos de plástico,
ojales, dientitos, casas pintadas,
asteroides y trompetas que dan origen
a los números irracionales para recordar
“que los demonios
no han sido creados por demonios.”
Considerando que
“dormirán allí las bestias fieras
y sus casas se llenarán de hurones:
allí habitarán hijas del búho, y allí
saltarán peludos. Y en sus palacios
gritarán gatos cervales, y chacales
en sus casas de deleite…”
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